La diabetes
se trata de una enfermedad en la que no se aprovechan adecuadamente
los azúcares procedentes de la alimentación,
debido a la falta total o parcial de una hormona pancreática
llamada insulina. Como consecuencia de esta falta, los azúcares,
en vez de pasar a las células se acumulan en la sange.
La glucosa en ayunas, en una persona sana, oscila entre 60
y 115 mg/dl.
Los síntomas
de la diabetes son: Producción de excesiva
cantidad de orina, excesiva sed, excesiva sensación
de hambre, fatiga y debilidad. Otros síntomas pueden
ser: Tendencia las infecciones, cicatrización lenta
de las heridas, picazón, entumecimientos, dolor y hormigueo.
Las causas
de la diabetes se desconocen. Influyen en su manifestación:
Herencia, obesidad, embarazo, estrés físico
y/o emocional, envejecimiento.
Hay fundamentalmente dos tipos de diabetes:
La diabetes tipo II o no insulino-dependiente, en la que
el páncreas produce algo de insulina, típica
de personas mayores de 35 años, y diabetes tipo
I, en la que el páncreas no produce nada de insulina;
suele aparecer en personas jóvenes. |
Aunque
el personal sanitario ayude en todo momento a conocer
y controlar la diabetes, el control diario y definitivo
de la enfermedad dependerá fundamentalmente del
paciente por lo que deberá autorresponsabilizarte
de tu cuidado.
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la diabetes tipo II
se trata mediante dieta, adecuado ejercicio físico
y si no basta con estas medidas con los denominados medicamentos
hipoglucemiantes. La diabetes tipo I se trata desde el principio
con insulina, además de con la dieta y el ejercicio
físico.
Para el correcto control de la diabetes, sea
del tipo que sea, es necesario seguir la dieta adecuada, respetar
los horarios de comida (no omitiendo ninguna), evitar los
alimentos ricos en azúcares refinados, tales como:
dulces, pasteles y bebidas gaseosas... . Los alimentos dietéticos
en realidad no son necesarios; sobrepeso complica el control
de la diabetes, por lo que es esencial mantenerse entorno
al peso ideal.
El ejercicio diario es muy importante. Debe pasearse diariamente
al menos durante 1 hora.
Aunque el personal sanitario
ayude en todo momento a conocer y controlar la diabetes, el
control diario y definitivo de la enfermedad dependerá
fundamentalmente del paciente por lo que deberá autorresponsabilizarte
de tu cuidado.
La diabetes mal controlada puede derivar en:
Hiperglucemia (niveles de glucosa demasiado altos en
sangre), cetoacídosis (formación excesiva
de los denominados cuerpos cetónicos, o lo que vulgarmente
se llama acetona) e hipoglucemia (niveles de glucosa
demasiado bajos), como efectos que requieren intervención
urgente.
- Los signos de hiperglucemia
son: Producción de orina, excesiva, sed, debilidad
y fatiga, análisis de orina positivo para el azúcar.
El tratamiento de la hiperglucemia será: Ejercicio,
dieta y medicación.
- La cetoacidosis se
da normalmente en la DMID (Diabetes Mellitus Insulino-dependiente).
Cuando la hiperglucemia es prolongada el organismo, debido
a la falta de insulina, quema grasa en vez de glucosa y
esto puede dar lugar aun coma diabético debido a
la acidez de los residuos que se producen. Son signos de
cetoacidosis: Azúcar en orina positivo, excesiva
sed, debilidad, fatiga, pérdida de peso, enrojecimiento
de la piel y deshidratación, dolor abdominal, náuseas
y vómitos, aliento con olor a menta o acetona, respiración
profunda y rápida, somnolencia y pérdida de
conocimiento. La cetoacidosis se trata en urgencias mediante
la aplicación de insulina y sueros intravenosos.
-
La
hipoglucemia se origina cuando hay demasiada insulina
y poco azúcar en la sangre. Sus signos y síntomas
son: Pesadez, dolor de cabeza e irritabilidad, temblor,
sudor, sensación súbita de apetito, cambio
de humor o de comportamiento, adormecimiento de los labios
o de la lengua, piel pálida y húmeda, sensación
de debilidad. Si no se tratan estos síntomas pueden
derivar en: Vértigo, pérdida de coordinación
y dificultad para articular palabras, confusión,
pérdida de conocimiento. El tratamiento de la hipoglucemia
se llevará a cabo ya desde la aparición
de los primeros signos, mediante la toma inmediata de
alguna bebida azucarada o de algún terrón
de azúcar o caramelo (si no mejora en unos minutos
repetir la ración). De no remitir ir rápidamente
aun centro sanitario, donde es posible haya que administrar
glucosa por vía intravenosa. Cuando la hipoglucemia
remita tomar una porción de pan o galletas y leche.
NUNCA DEBE ESPERAR PARA TRATAR
UNA HIPOGLUCEMIA
Hay factores que favorecen la aparición de hipoglucemia
como la ingesta menor de lo usual, si se ha realizado
más ejercicio del habitual (el ejercicio continua
haciendo descender el azúcar incluso horas después
de haber sido realizado), o en la semana posterior a un
episodio de hipoglucemia grave.
Los familiares
y acompañantes deben estar preparados para
que tomen las medidas oportunas ante la aparición de
una hipoglucemia.
En la
actualidad las insulinas que se utilizan
son las llamadas humanas, por ser químicamente
muy similares a las del hombre. La insulina se destruye
en el estómago, por eso no puede ser administrada
por vía oral y ha de ser necesariamente introducida
en el organismo mediante inyección. |
Es
importante aprender lo máximo posible sobre la
diabetes para poder disfrutar de una vida lo más
confortable y larga posible, gracias al correcto control
de la misma.
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La insulina puede
ser: De acción rápida, de acción
intermedia y de acción retardada.
Las insulinas de acción
rápida comienzan a actuar a la 1/2 hora de
haber sido inyectadas y su efecto dura de 6 a 8 horas. Las
de acción intermedia, comienzan a actuar a las 2 horas
y su efecto dura de 12 a 24 horas y las de acción retardada
comienzan a actuar a la 2-3 horas y su efecto dura entre 24
y 36 horas.
La insulina se emplea en la Diabetes Tipo I y en la Diabetes
Tipo II que no responde adecuadamente a la dieta y al ejercicio
físico o a los antidiabéticos orales, así
como en todas las situaciones en que aparezca acetona en la
orina. La mayoría de los diabéticos necesitan
dos inyecciones al día de insulina de acción
intermedia. Todo diabético debe aprender a inyectarse
la insulina por si mismo, así como a efectuar sus autocontroles.
Las jeringuillas serán especiales para.insulina, calibrada
en unidades aunque cada vez más, se utilizan las jeringuillas
tipo "pluma", que proporcionan comodidad y facilidad
de inyección.
El frasco de insulina deberá guardarse siempre en sitio
fresco, preferentemente en nevera, aunque a temperatura ambiente,
sin ser sometido a excesivo calor apenas pierde actividad
en un mes. Todo diabético que se inyecta insulina debe
tener al menos en el frigorífico un frasco de reserva
para evitar imprevistos.
La insulina de acción rápida se inyectará
de 20 á 30 minutos antes de la toma de alimentos, y
la de acción retardada de 30 minutos a 1 hora. La
insulina debe inyectarse cada vez en sitio distinto, para
prevenir abultamientos y mala absorción. Se debe
inyectar con preferencia en la parte antero externa de los
brazos, en las nalgas y en la parte anterior del abdomen.
Se establecerá siempre un orden para evitar la reiteración
de pinchazos en la misma zona.
Hay que tener presente que el uso de insulina no implica que
se pueda abandonar la dieta ni la práctica regular
de ejercicio físico. Las dosis, tipo y horario de la
inyección nunca deben ser variados sin prescripción
expresa por parte del personal sanitario.
La elevación
de la glucosa en sangre recibe el nombre de hiperglucemia.
Son síntomas de hiperglucemia: Aumento de la sed, orinar
con más frecuencia, azúcar y acetona elevadas
en la orina, pérdida de apetito, náuseas y vómitos,
respiración dificultosa. Ante estos signos se debe
realizar control de glucosa en sangre y si es muy elevada,
administrar la misma dosis de insulina que se ponga habitualmente
(salvo expresa indicación de su médico) y dirigirse
a un centro sanitario.
La hiperglucemia suele estar motivada por no seguir correctamente
el régimen, haberse administrado menos insulina de
la necesaria, infección o fiebre intercurrente, estrés.
Es importante aprender lo máximo posible sobre la diabetes
para poder disfrutar de una vida lo más confortable
y larga posible, gracias al correcto control de la misma.
Las personas obesas,
sean diabéticas o no, necesitan producir más
cantidad de insulina para mantener correctamente el metabolismo
de la glucosa, por lo que reducir peso supone reducir también
sus necesidades de insulina y por lo tanto el trabajo del
páncreas.
La dieta tiene
los siguientes objetivos: Limitar la cantidad de hidratos
de carbono simples que se toman con la alimentación
y por lo tanto evitar las bruscas elevaciones de glucosa en
sangre (hiperglucemias), reducir o controlar la cantidad de
calorías aportadas con el fin de mantener o hacer disminuir
el peso.
Las grasas tomadas en cantidades elevadas originan trastornos
en la circulación, por lo que los diabéticos
deben reducir la toma de las mismas, sobre todo si se trata
de grasas animales. Es también muy importante realizar
las comidas diarias a las mismas horas, ya que la implantación
de costumbres regulares en la alimentación contribuye
a mejorar el control del diabético.
Es preferible el ejercicio
físico moderado, regular y en pequeñas dosis
que el ejercicio de gran intensidad. El ejercicio físico
regularmente realizado: Ayuda a perder peso, reduce los niveles
de glucosa en sangre (ya que incrementa la insulina producida).
El ejercicio deberá adaptarse a la edad, personalidad
y estado general de cada persona. Hay que tener en cuenta
que si el ejercicio es muy fuerte, se pueden producir situaciones
de hipoglucemia que pueden resultar peligrosas.
El análisis
de orina es conveniente realizarlo al menos 2 veces al
día, 2 horas después de las comidas y 2 horas
después de las cenas, o cuando se tenga duda de si
estará o no la glucosa elevada. Es muy importante que
el diabético realice regularmente el test de glucosa
en orina y el test de glucosa en sangre, ya que ayudará
no sólo a controlarse mejor, sino también a
conocer más acerca de su diabetes.
Se tendrá en cuenta que los análisis de glucosa
en orina únicamente son positivos cuando la cantidad
de glucosa que existe en sangre es demasiado elevada, por
lo que es conveniente realizar
cada semana análisis de glucosa en sangre por el propio
diabético.
El control del diabético perseguirá fundamentalmente
tres objetivos: Descartar hipoglucemias, evitar los síntomas
inminentes de la diabetes (hiperglucemias) y retrasar y reducir
la aparición de complicaciones diabéticas.
Si pierde sensibilidad
en los pies, el diabético puede no percatarse de posibles
heridas o cortes, pudiendo esto acarrearle muchos problemas,
por lo que prestará especial atención al cuidado
de los
mismos. Procurará no caminar con los pies descalzos.
Ni ponerlos cerca del radiador o lugares calientes.
Muchas persona diabética no habrían llegado
a serlo si no hubiesen pasado por una etapa de exceso de peso
notable. Así pues, luchar contra la obesidad es también
luchar contra la diabetes. Parece ser que uno de los motivos
por los que ciertas poblaciones presentan una tasa muy baja
de diabetes es el mantenimiento de una actividad física
habitual.
Llevar una vida agitada (que no es lo mismo que activa), con
una dosis excesiva de preocupaciones, estrés e inestabilidad
emocional puede ayudar muy positivamente a que una diabetes
se manifieste. Las complicaciones de la diabetes pueden ser
agudas y crónicas. Complicaciones agudas son: El aumento
de cuerpos cetónicos y la progresiva acidificación
de la sangre (puede acabar en coma diabético), hiperglucemia
(aumento excesivo del azúcar en sangre), hipoglucemia
(descenso excesivo de azúcar en sangre). Las complicaciones
crónicas son: Tendencia al envejecimiento precoz de
las grandes arterias lo que ocasiona un mayor riesgo de sufrir
accidentes vasculares de todo tipo (infarto, apoplejía,
mala cicatrización, retinopatía) nefropatía,
neuropatía, impotencia, déficit inmunitario,
etc.
Muchas personas con diabetes consiguen normalizar su nivel
de glucosa con tan sólo seguir unas pautas correctas
de alimentación y ejercicio físico. La alimentación
de la persona diabética debe ser lo más variada
posible, repartiendo los alimentos equilibradamente a lo largo
del día y evitando pasar largos ratos sin comer.
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