El Eucalipto. (Eucalyptus globulus
Labillandière )
Nombres:
Genérico: Eucalyptus globulus Labillandière
Castellano: Eucalipto
Catalán: eucaliptus
Gallego y portugués: eucalipto, eucalito
Francés: gommier blanc, arbre à la fièvre
Inglés: fever tree, blue gum tree
Holandés: eucalyptusboum, koortsboom
Alemán: Eukalyptusbaum, Fieberbaum, Fieberheilbaum
Italiano: eucalipto
Origen: Australia y Tasmania
Número de especies: 130
Parte medicinal utilizada: Hojas de ramas adultas
y frutos para obtener AA.
Altura: Hasta 40 metros y 100 metros en su hábitat natural
Componentes principales:
Flavonoides, aceite esencial (hasta 3%), cineol, alfa-pineno, eudesmol,
canfeno, l-pinocarvona, mirtenal, carvona, alcoholes sesquiterpénicos,
aldehídos, taninos, ácido elágico, eucaliptina.
Propiedades medicinales:
Balsámico, expectorante, estimulante de las células
secretoras de la mucosa bronquial, antiséptico, febrífugo,
hipoglucemiante, astringente.
Observaciones importantes:
No se debe de utilizar en absoluto preparados que contengan
eucalipto junto con el yodo.
El eucalipto es un árbol polémico allí donde
se implante. Sin embargo, a lo largo de todo este siglo las plantaciones
con esta especie se han sucedido una tras otra y actualmente ocupan
una amplia extensión del territorio nacional.
El estudio de los efectos que el eucalipto induce sobre el medio
natural es complejo y parece haber una gran controversia al respecto.
En principio, toda alteración de un ecosistema natural provocará
un desequilibrio cuya degradación dependerá en gran
medida de su posible reversibilidad en el futuro. Un suelo, se verá
degradado si sufre una pérdida o transformación de
sus propiedades, que reviertan de forma irremisible en su fertilidad
física o química. La influencia de la vegetación
en estos procesos no parece ser fundamental, pero si se reunen determinadas
características ambientales (determinado material originario,
pluviosidad, topografía desfavorable,....) la presencia de
un tipo de especies vegetales u otras favorecerá los procesos
formadores de suelo o, por el contrario, los procesos degradantes.
Sin embargo, los posibles efectos de este árbol sobre sus
suelos no está todavía lo suficientemente claro. Por
una lado, ecologistas y campesinos alarman sobre los efectos desecantes,
acidificantes, esterilizadores y desmineralizadores del eucaliptal.
Por otro, no hay estudios científicos en muchas zona que
puedan verificar tales acusaciones y para la Administración
estas plantaciones son el milagro de la productividad
por encima de cualquier consideración.
Introducción en España:
En Europa se dieron a conocer a lo largo del siglo
XIX. Llegaban importados desde Australia por su exotismo y vertiginoso
crecimiento. Pronto, esta última cualidad llamaría
la atención de propietarios de terrenos en España,
que veían en el magnífico árbol la solución
a sus penurias económicas. En un principio, los resultados
eran desiguales por la falta de conocimientos técnicos. Sin
embargo, en poco tiempo estos impedimentos se solventaron y el eucalipto
demostró su gran capacidad de aclimatación a los terrenos
del país, incluso en los suelos demasiado degradados para
otras alternativas (Noriega, 1987). Desde entonces, las plantaciones
se hicieron frecuentes en toda España y hacia 1926, cuando
el estado puso en práctica la Ley del Plan General de Repoblación
Forestal, el rendimiento de este árbol quedaba fuera de toda
discusión.
La política repobladora ha tenido como un de sus objetivos
principales, desde la aprobación del Plan General de Repoblación
en 1941, el empleo de especies productivas en las repoblaciones
forestales para abastecer a las industrias madereras (Aedo et al,
1990). El pino y el eucalipto han sido, por tanto, las especies
más favorecidas en estos planes y ocupan actualmente una
gran extensión en los montes. El eucalipto, con 550.000 Ha,
representaba ya un 1% del territorio nacional en 1988, según
los datos del Inventario forestal del eucalipto de ASPAPEL/EILA
(Montoya,1995). Es interesante conocer que, con estos datos, España
ocupa el tercer lugar, después de Brasil e India, en cuanto
a superficie plantada por eucaliptos fuera de su lugar de origen.
Eucalyptus globulus
El Eucalyptus globulus fue descubierto por Labillardière
en Tasmania en 1779. Su apellido se atribuye a la semejanza que
tienen sus frutos con unos botones entonces de moda, llamados globulus
(Ruiz,1979).
Es un árbol de porte recto que sobrepasa frecuentemente los
50m. y los 1,50m. de diámetro. El mayor ejemplar que se cita
en España es el eucalipto de Chavín (Lugo) con 80m.
de altura y más de 6 m. de circunferencia en la base del
tronco (Montoya,1995). Estas dimensiones se alcanzan en árboles
de avanzada edad, aislados o en alineaciones, pero nunca en cultivos
forestales, pues en estos se cortan para su aprovechamiento maderero
cuando todavía tienen dimensiones bastante menores.
Se caracteriza y reconoce fácilmente por su corteza, que
se desprende en tiras tras permanecer colgando del árbol
durante un cierto tiempo. Otro rasgo llamativo es su heterofilia
(hojas jóvenes son opuestas, sentadas, acorazonadas, tiernas
y afieltradas mientras que las maduras son alternas, pecioladas,
falciformes y sin pelos). La copa no es demasiado frondosa y, por
tanto, no ofrece abrigo de lluvia ni de sol. Contiene abundantes
aceites esenciales que se explotan en la industria química
y farmacéutica y sus flores son frecuentadas por las abejas
que producen una miel de excelentes cualidades.
Se le considera como la especie leñosa más difundida
actualmente en el mundo, habiendo sido también el primer
eucalipto que se extendió por el hombre fuera de su hábitat
natural.
Su distribución natural es muy reducida y se limita a la
región S de Australia y Tasmania.
En España se concentra más del 50% del población
mundial de Eucalyptus globulus (FAO,1981). Su distribución
se localiza básicamente en el Norte peninsular aunque también
se ha ensayado con el en Andalucía y Extremadura
Introducción de Eucalyptus globulus en
España
Su entrada en Europa parece que se produjo hacia
1829 en Portugal. En España su primera cita se encuentra
en Galicia en 1863. Aparentemente, se trataba de unas semillas que
un fraile evangelizador mandó desde Australia a su familia
en Tuy (Ruiz,1979).
En un principio el interés de esta especie era botánico
u ornamental. Más tarde, se empleó como árbol
típico de lindes de caminos o fincas. Ya a principios de
siglo, su elevada productividad, unida a su frugalidad y plena adaptación
al territorio motivaron su utilización en repoblaciones con
fin de aprovechamiento maderero. Su expansión desde entonces
ha sido imparable. Por un lado, sus semilla germinan muy bien, tiene
una estupenda regeneración a partir de los rebrotes de tallo
y tocones y presenta un cierto carácter pirófito (no
sólo resiste muy bien a los incendios sino que además
les son favorables pues al regenerarse mucho más rápido
que otras especies eliminan la competencia). Por el otro, tiene
el beneplácito de la Administración que mediante su
política forestal no sólo realiza importantes labores
de repoblación (tanto en montes públicos
como en montes comunales y privados) sino que también concede
subvenciones y ayudas técnicas a los particulares que, vista
la crisis en los sectores ganadero y agrícola, han visto
la luz en una opción más rentable y menos trabajosa.
EFECTOS DE EUCALYPTUS GLOBULUS SOBRE EL SUELO.
A todos nos es familiar las acusaciones de ecologistas
y campesinos que inculpan al eucalipto de degradar de forma irreversible
los suelos. Los problemas a los que se alude más frecuentemente
son:
- Una acidificación extrema, con todo lo que ello implica
para la estructura del suelo y para la microfauna y la flora.
- Un descenso del nivel freático,que afecta a cauces de agua,
pozos, fuentes y provoca la desecación de cultivos en las
inmediaciones de las plantaciones.
- Una pérdida sustancial de nutrientes, que deja empobrecidos
a los suelos para un aprovechamiento posterior.
- Un descenso en la biodiversidad de los ecosistemas, que esteriliza
a las plantaciones de flora y fauna autóctona y de microorganismos
en el suelo.
- Una pérdida de suelo por erosión, que hace aflorar
la roca en aquellas plantaciones que se realizan sobre terrenos
inclinados.
Por el contrario, los estudios científicos
al respecto no sólo no se muestran tan catastrofistas, sino
que, por lo general, tienden a desmitificar tales indicios. En España,
la mayor parte de la investigación se ha realizado en los
suelos de Galicia desde las universidades de Santiago de Compostela
y de Vigo. También existe bastante bibliografía acerca
de los eucaliptos en el SO peninsular, pero en este caso aluden
al otro eucalipto de importancia en nuestro país, el Eucalyptus
calmadulensis.
Las conclusiones de los estudios gallegos son que, si bien no se
puede afirmar nada con seguridad por el poco tiempo que llevan las
plantaciones en España, Eucalyptus globulus no parece afectar
de forma negativa al suelo o, al menos, no parece ser más
perjudicial que las repoblaciones de pinos (P.radiata fundamentalemnte)
o incluso que las formaciones climácicas de robles
(Quercus robur). Estas conclusiones pueden ser perfectamente válidas
para los suelos desarrollados sobre sustratos ácidos, como
es el caso de Galicia. Sin embargo, las repercusiones del eucalipto
en los suelos desarrollados sobre materiales carbonatados podrían
ser diferentes de alguna manera y sus efectos no están lo
suficientemente investigados.
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Juan Sisa Sentis
Naturólogo
10 de junio de 2001
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