Trastornos del comportamiento alimentario del paciente
con anorexia nerviosa.
La anorexia nerviosa (AN) es una enfermedad de
origen psicógeno, caracterizada por una pérdida ponderal
autoimpuesta, un miedo intenso a ganar peso, la existencia de una
distorsión de la percepción de la propia imagen corporal
y la presencia de alteraciones endocrinológicas, de las cuales
la más llamativa es la amenorrea.
Aplicando los criterios diagnósticos estrictos
de la Asociación Americana de Psiquiatría y de la
Organización Mundial de la Salud se estima que afecta al
0,5-1 % de las adolescentes y mujeres jóvenes de las sociedades
occidentales, con una prevalencia en los varones aproximadamente
diez veces menor; sí se tienen en cuenta los llamados trastornos
atípicos, que no cumplen todos los criterios, esa prevalencia
podría alcanzar hasta el 4%, siempre referido al mismo sector
de población. La mayoría de los casos aparecen antes
de los 20 años y de ellos algo menos del 10% se manifiesta
en la etapa prepuberal.
Los valores estéticos predominantes en nuestra
sociedad, en el que el éxito y la autoestima aparecen ligados
estrechamente al aspecto físico (con especial referencia
a la delgadez), parecen ser uno de los factores desencadenantes
que podrían explicar el aparente aumento de casos en los
últimos años. Según se desprende de los resultados
de diversos estudios publicados, es cada vez mayor el número
de mujeres adolescentes que refieren insatisfacción por su
imagen corporal, destacando el hecho que un elevado porcentaje de
ellas ha intentado en algún momento perder peso, mediante
la realización de dietas o incrementando su actividad física.
Si esto incide en personalidades predispuestas, puede llevar a la
prác
tica de conductas dietéticas claramente patológicas,
cada vez más restrictivas y descontroladas, con el consiguiente
cuadro de malnutrición que, a su vez, se convierte en uno
de los factores de mantenimiento más relevantes del proceso
OBJETIVOS
Corregir la malnutrición y sus secuelas así
como reestructurar los hábitos alimentarios de los pacientes
son los objetivos primordiales del tratamiento de la AN. El éxito
depende en gran medida de la existencia de un equipo de trabajo
multidisciplinar, integrado por profesionales de salud mental (psicólogos,
psiquiatras) y del área de la nutrición (médicos,
dietistas) que, de manera coordinada, planifiquen las distintas
facetas del abordaje terapéutico, actualizando periódicamente
ese planteamiento según las circunstancias lo requieran.
INDICACIONES
La anorexia nerviosa por definición cursa
con malnutrición energética, que puede llegar a ser
severa; por tanto, una vez establecido el diagnóstico, estas
pacientes deben entrar en un plan de seguimiento nutricional cercano
que nos permita corregir las alteraciones relacionadas con esta
malnutrición mientras se inicia un programa de educación
que permlta a la paciente adquirir el concepto de dieta adecuada
y equilibrada y así poder modificar progresivamente el patrón
alterado de alimentación.
ASPECTOS FISIOPATOLÓGICOS
La AN es un ejemplo típico de malnutrición,
de predominio energético y de instauración lenta,
por lo que los hallazgos clínicos y analíticos suelen
estar en relación con la intensidad de la pérdida
de peso y el tiempo de evolución de la enfermedad, a los
que se pueden asociar las consecuencias derivadas del posible U5()
de conductas purgativas (vómitos autoinducidos, utilización
de diuréticos o laxantes) que están presentes en ocasiones
con el fin de tratar de reforzar el balance energético negativo.
La mayoría de dichos hallazgos o complicaciones (tabla 1)
revierten al recuperar un peso adecuado, no precisando en general
la aplicación de medidas terapéuticas especificas,
excepto en los casos graves, con alteraciones hidroelectrólicas
importantes, compromiso de la función cardíaca o renal,
procesos infecciosos intercurrentes, etc.
Suele observarse tendencia a la hipotensión,
bradicardia, así como hipotermia en pacientes con muy bajo
peso corporal, probablemente en relación con alteraciones
en la regulación a nivel hipotalámico. Otros hallazgos
incluyen piel seca, hipercarotinemia, lanugo y acrocianosis; si
existen vómitos autoinducidos pueden detectarse alteraciones
en el esmalte dentario.
Existe gastroparesia, con sensación de saciedad
precoz, asi como estreñimiento importante por dis
minución de la motilidad intestinal secundaria al ayuno y
al tiso de laxantes. Estas alteraciones favorecen la existencia
de molestias digestivas importantes cuando se reanuda una alimentación
más completa, circunstancia que hay qtie tener presente y
explicar a los pacientes.
La amenorrea es un síntoma cardinal en las
pacientes con AN y se relaciona con la pérdida de pulsatilidad
de la secreción de la hormona liberadora de gonadotrofinas
(GnRH). condicionando un hipogonadismo hipogonadotropo, con niveles
indetectables o muy bajos de estradiol. Se piensa que se necesita
un nivel umbral o de cantidad de masa grasa para mantener la pulsatilidad
normal de la GnRH y el mediador parece que podría ser la
leptina, hormona producida por los adipocitos y que interacciona
en el hipotálamo regulando los mecanismos de la saciedad
y la ingesta. habiéndose encontrado niveles disminuidos de
esta hormona en laAN. Generalmente, los ciclos menstruales se reanudan
con la ganancia de peso; sin embargo, en algunas situaciones la
amenorrea persiste incluso con un peso normal y puede ser atribuible
a otras causas: bajo porcentaje de grasa corporal, ingesta inadecuada
de grasa en la dieta, ejercicio excesivo, depresión. efecto
negativo de la medicación psicotropa.
Un efecto potencialmente muy deletéreo que
acompaña a la amenorrea es la osteoporosis, con el consiguiente
riesgo de fracturas.
Tabla 1
Complicaciones de la anorexia nerviosa
|
1. Metabólicas
Disminución de la tasa metabólica basal
Distermia
Hipercolesterolemia
Hipercarotinemia
|
2. Cardiovasculares
Bradicardia
Hipotensión
Disminución del tamaño cardíaco
Alteraciones del ECG
|
3. Gastrointestinales
Gastroparesia
Estreñimiento
Distensión abdominal
|
4. Renales
Alteraciones hidroelectrolíticas
Uremia prerrenal
Eallo renal crónico
|
5. Endocrinológicas
Hipogonadismo hipogonadotrófico
Aumento de cortisol y GH
Disminución de T3
|
6. Oseas
Osteopenia
Retraso en maduración ósea
|
7. Dermatológicas
Piel seca
Lanugo
|
8. Hematológicas
Pancitopenia
Hipoplasia de la médula ósea
|
9. Cognitivas y del comportamiento
Depresión
Dificultad de concentración
Obsesión por la comida
|
Esta pérdida de masa ósea es de causa
multifactorial y se relaciona con la deficiencia de estrógenos,
un déficit de micronutrientes de la dieta (calcio y vitamina
D). la hipercortisolemia que se produce en estas situaciones de estrés
y un posible efecto inhibitorio directo de la mainutrición
sobre la función del osteoblasto.
ASPECTOS NUTRICIONALES
Desde el punto de vista nutricional, el grado de
malnutrición. el tiempo de evolución de la enfermedad
ylas características del patrón alimentario de los
pacientes van a condicionar el tipo de medidas a aplicar en cada
caso, datos que se obtendrán a partir de la historia clínica,
la exploración física, los estudios complementarios
oportunos y la realización de una historia dietética
detallada. La historia clínica será completa, con
especial referencia a la evolución ponderal y del ritmo de
crecimiento, presencia o no de ciclos menstruales, utilización
de técnicas purgativas, actividad física y su intensidad.
La exploración física habitual debe incluir parámetros
antropométricos (talla. peso. pliegues cutáneos) que
se deben comparar con los valores de referencia según edad
y sexo. Además de la analítica rutinaria (general
y de parámetros nutricionales específicos), se realizarán
los estudios complementarios necesarios en función de los
hallazgos obtenidos a través de la historia clínica
y la exploración física.
Para planificar el tratamiento nutricional es importante
conocer las pautas de alimentación que el paciente seguía
antes de iniciar la restricción voluntaria de la ingesta
y cómo han ido evolucionando dichas prácticas. Esta
historia dietética debe ser realizada por personal experimentado
en el manejo de este tipo de pacientes, pues es conocida su tendencia
a manipular la información, ocultando datos, magnificando
raciones y negando en muchas ocasiones alteraciones de su patrón
alimentario. A través de la encuesta dietética se
podrá estimar la ingesta energético proteica actual,
conocer la frecuencia y el tipo de comidas que realizan, qué
alimentos rechazan o temen, sus preferencias y los motivos que determinan
esas elecciones; es decir, se conocerán las características
cualitativas y cuantitativas de la ingesta, lo que facilitará
la elaboración de la pauta dietética más adecuada
en cada caso.
El equipo de salud mental valorará el tipo
de intervención psicoterapéutica más idónea
para conseguir corregir las alteraciones psicológicas, familiares,
sociales y conductuales que presentan estos enfermos. Es importante
recordar que en situaciones de malnutrición severa, este
abordaje debe pospo
nerse hasta que mejore el estado nutricional, lo cual mejora a su
vez la sintomatología psíquica.
MODIFICACIONES DE LA DIETA
Aunque la característica común de
los pacientes con AN es la realización de dietas con muy
bajo aporte energético, presentando por definición
un peso por debajo del límite inferior de la normalidad con
mal-nutrición energética secundaria, dado que los
patrones individuales de alimentación son muy variables y
su repercusión. clínica va a depender de múltiples
circunstancias, es necesario individualizar el manejo nutricional,
planteando la conveniencia de un ingreso hospitalario cuando existen
alteraciones somáticas o psicológicas severas; en
el resto de los casos es preferible el tratamiento ambulatorio,
siempre y cuando el paciente muestre un grado de motivación
suficiente y las condiciones del entorno familiar sean las adecuadas.
En pacientes hospitalizados con pérdida de
peso muy importante, el manejo inicial debe ser muy prudente para
no producir un síndrome de realimentación, progresando
lentamente hasta alcanzar las necesidades energéticas necesarias
para objetivar una adecuada ganancia ponderal. Si estos requerimientos
no se alcanzan mediante la alimentación pautada, se pueden
enriquecer los platos con módulos de energía (Resource
Dextrinemaltose, Pentamalt, Maxijul), administrar suplementos por
vía oral de preparados poliméricos (Resource 2.0,
Isosource Energy, Pentadrink, Ensure Plus Drink) o incluso, si fuera
preciso, indicar una nutrición enteral a través de
sonda nasogéstrica.
Es difícil estructurar un tratamiento dietético
a nivel ambulatorio válido para todos los pacientes, pues
se tiene que establecer en función de las características
individuales: tiempo de evolución del proceso, tipo de manipulaciones
dietéticas realizadas, existencia de conductas purgativas,
grado de conciencia de enfermedad. Sin embargo, se pueden marcar
unas directrices comunes que se irán adaptando en función
de la evolución y de los resultados obtenidos (tabla II).
Es necesario conseguir la confianza y colaboración
del paciente, proporcionándole información respecto
a los problemas tanto físicos como psíquicos que se
producen con la pérdida de peso, con nociones sencillas y
claras de los cambios en composición corporal que ocurren
con la restricción dietética, conceptos de peso ideal
y obesidad, función y requerimientos de los distintos nutrientes
y su presencia en los alimentos, de manera que progresivamente vayan
modificando sus hábitos erróneos y puedan llegar a
realizar una alimentación completa y equilibrada.
Tabla II
Planteamiento nutricional ambulatorio
|
1. |
Estimación requerimientos energéticos |
Valoración nutricional clínica
y analítica
Encuesta dietética
|
2. |
Información al paciente |
De su situación clínica
De las consecuencias de la malnutrición
De las características de una alimentación equilibrada
Pacto de ganancia ponderal semanal |
3. |
Elaboración del plan de alimentación |
Grupos de alimentos a incluir
Frecuencia recomendada de consumo diario/semanal
Valorar conveniencia de raciones/gramaje
Reparto fraccionado a lo largo del día |
4. |
Seguimiento |
Evolución ponderal
Evolución hábitos dietéticos
Introduccion progresiva de alimentos "temidos"
Replanteamientos periódicos conjuntos del equipo terapéutico
y los pacientes |
En ocasiones, las primeras medidas van encaminadas
a detener la pérdida de peso, estableciendo posteriormente
objetivos de ganancia ponderal semanal (que suelen oscilar entre
0,5-1 kg). dejando para fases posteriores el fijar el peso final
que se debe alcanzar. El cálculo inicial de las necesidades
energética s se puede estimar a partir de los datos obtenidos
a través de la encuesta dietética previa, con incrementos
lentos y progresivos, habitualmente pactados con los pacientes en
función del grado de cumplimiento que se observe. Para intentar
regularizar la pauta de alimentación es de utilidad establecer
el número de comidas que debe realizar a lo largo del día,
fraccionando la ingesta total en cuatro o cinco tomas, incluyendo
todos los grupos de alimentos y respetando siempre que sea posible
los hábitos familiares y los gustos del paciente, introduciendo
de modo progresivo, cuando la situación esté más
controlada, aquellos alimentos que les provocan miedo irracional
de engordar. Se debe procurar que los pacientes no intervengan en
la elaboración de la comida y que realicen éstas en
el entorno familiar habitual, sin prolongar la duración de
la ingesta más allá de unos límites razonables.
Dado que al aumentar el volumen de la ingesta es frecuente la aparición
de molestias digestivas, con sensación de plenitud y de distensión
abdominal, se debe tranquilizar a los pacientes al respecto, informándoles
que es una situa
ción fisiológica y transitoria, que desaparecerá
al normalizar su patrón de alimentación.
A la hora de individualizar el plan de alimentación,
existen dos tendencias: una de ellas contempla el entregar al paciente
un régimen dietético reglado, especificando el gramaje
de los distintos alimentos que se incluyen; la otra consiste en
proporcionar una información general de los distintos grupos
de alimentos, recomendando una frecuencia de consumo diario o semanal
de cada uno de ellos. Somos más partidarios de esta segunda
opción con objeto de incidir más en el concepto de
"alimentación" que en el de ~dieta", ya que
este último puede reforzar más la ideación
equivocada de los pacientes respecto a su enfermedad. Dado que suelen
ser proclives a magnificar las raciones que consumen, es aconsejable
especificar, mediante el uso de medidas caseras, el tamaño
aconsejado de éstas y recomendar el gramaje sólo en
ocasiones y situaciones específicas.
La conveniencia o no de un registro de ingesta realizado
por el propio paciente, la frecuencia en que se determine el peso
y si éste debe ser conocido por la paciente será una
decisión que los equipos de Salud Mental y de Nutrición
deben tomar según las características individuales
de cada paciente.
Como en el caso de los pacientes hospitalizados,
si no se consiguen los objetivos de recuperación ponderal,
se puede valorar la necesidad de asociar a
la dieta suplementos de productos comerciales, en general
preparados poliméricos normoproteicos (Isosource® Standard,
Edanec®...) o en algunas situaciones en las que se desee un mayor
aporte de energía o restricción de líquidos se
pueden indicar preparados energéticos (lsosource® Energy,
Resource® Energy, Pentadrink®...), siendo aconsejable que
su cantidad no supere el 50% de los requerimientos energéticos
calculados y que su administración sea transitoria, ya que
tienen el peligro de que los pacientes los consideren como sustitutivos
de la alimentación y, por tanto, no se alcance uno de los objetivos
del tratamiento, que es la adquisición de unos hábitos
de alimentación equilibrados y saludables.
En caso de estreñimiento intenso podría
ser necesano implementar la cantidad de fibra de la dieta mediante
suplementos comerciales (Cenat®, Plantaben®...), siendo
también de utilidad la administración de procinéticos;
se debe, en cambio, evitar el uso de laxantes.
Si existe hipopotasemia en relación con vómitos
autoinducidos u otras conductas purgativas puede ser preciso asociar
suplementos orales de potasio, con monitonización de las
cifras plasmáticas hasta su corrección.
En cuanto al aporte de vitaminas o minerales, su uso quedaría
limitado a carencias específicas, por otro lado infrecuentes.
La colaboración de los restantes miembros
de la familia es fundamental para llevar a buen término los
planteamientos antes descritos, siendo, pues, necesario establecer
un clima de confianza entre ellos y el equipo de profesionales que
a su vez influirá positivamente en su relación con
los pacientes y en la evolución posterior.
El modelo de plan de alimentación que proponemos
para entregar a los pacientes consta de un primer apartado en el
que se recuerdan las consecuencias de la malnutrición y la
importancia de una alimentación equilibrada; en el segundo
apartado se hace una relación de los distintos grupos de
alimentos y sus características, finalizando con una serie
de recomendaciones muy generales. No se incluye intencionadamente
el número y tamaño de las raciones de cada alimento
con objeto de permitir que cada profesional pueda individualizar
esas normas, adaptándolas en función del momento evolutivo
y la situación de los pacientes.
Bibliografía: Manual de Recomendaciones Nutricionales
en Alta Hospitalaria. Novartis Consumer Health
P. Gómez Enterría y C. Martínez.
Colaboradores: J. Fernández y P Valladares
Servicio de Endocrinología y Nutrición
Servicio de Psiquiatría
Hospital Central de Asturias, Oviedo
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