Los nutrientes y la respuesta inmune
Desde
la antigüedad se ha reconocido que la dieta ejercía algún tipo de
influencia sobre la resistencia a la enfermedad. Sin embargo, el
conocimiento de los mecanismos inmunológicos subyacentes y el papel
que determinados nutrientes pudieran desempeñar en la respuesta
inmune ha sido un hallazgo reciente, por lo que constituye un campo
en el que aún queda una amplia investigación por realizar.
Es
conocido que los estados de malnutrición generalizada y los déficit
puntuales de algunos nutrientes pueden comprometer la respuesta
inmune, e incluso que las alteraciones de la inmunocompetencia asociadas
a déficit nutricionales suelen contribuir a la aparición y gravedad
de determinados estados patológicos.
Son
numerosos los trabajos de investigación llevados a cabo dentro de
este campo, aunque hemos de interpretar sus resultados con precaución,
ya que los experimentos en animales no siempre son extrapolables
a la situación humana.
1.
Malnutrición proteicoenergética.
En
los cuadros de malnutrición proteicoenergética (MPE) está principalmente
alterada la inmunidad mediada por células. En la tabla 1 se recogen
las alteraciones de la respuesta inmune descritos en cuadros de
malnutrición proteicoenergética.
Tabla 1. Alteraciones de la respuesta inmune en la malnutrición
proteicoenergética |
Depleción
de linfocitos del limo y zonas T dependientes del bazo y ganglios
linfáticos |
Disminución
de linfocitos T circulantes |
Disminución
de la proporción de células T4/T8 |
Aumento
de las células B productoras de IgA y células nulas |
Alteración
en la migración de linfocitos |
Alteración
en las respuestas de hipersensibilidad retardada |
Hiperinmunoglobulinemia
policlonal |
Alteración
de la función fagocitaria |
Modificación
en la producción de lisozima, inferferón e interleucinas 1 y2 |
Disminución
de la fracción 03 del complemento y del factor B |
Chandra
(1983) observó en niños con MPE una disminución del número total
de células T circulantes, así como disminución en la proporción
entre células T4 colaboradoras y T8 citotóxicas. Por el contrario,
las células B productoras de IgA ( Inmunoglobulina A) y las células
nulas, con funciones citotóxicas pero sin marcadores T o B, estaban
aumentados . En estos niños, el timo es de tamaño más pequeño y
de menor uso que en los niños bien nutridos.
Los profundos cambios estructurales en el timo y otros órganos linfoides
y su menor tamaño se quedan reflejados en la disminución en número
y funcionalidad de los linfocitos T.
Probablemente, el aumento de células nulas se deba en su mayor parte
se trata de linfocitos T inmaduros diferenciados de manera incompleta,
tal vez a consecuencia de una reducción la actividad de
la hormona tímica.
Las alteraciones descritas en pacientes malnutridos
revierten tras la administración de suplementos nutricionales.
De hecho, se ha
propuesto la valoración de la inmunocompetencia (grado de la respuesta
inmune) como un buen indicador funcional, de gran sensibilidad en
la estimación del estado nutricional.
Los niños de bajo peso al nacer son el único grupo que, tras la
suplementación nutricional, continúan mostrando alteraciones en
la respuesta inmune.
2.
Déficit de nutrientes.
2.1
Cinc.
El déficit de cinc puede tener importantes efectos adversos sobre
todos los componentes del sistema inmune, con repercusión funcional
(tabla 2). Se ha demostrado que los animales de experimentación
con déficit de cinc presentaban una mayor susceptibilidad a infecciones
bacterianas, víricas y parasitarias.
Datos epidemiológicos sugieren que el déficit de cinc puede ser
el principal motivo subyacente de disfunción inmune en algunas poblaciones
(Keen, 1990).
Tabla
2. Alteraciones de la respuesta inmune en situaciones de déficit
de cinc |
Disminución
de la respuesta humoral en la producción de anticuerpos |
Susceptibilidad
aumentada a las infecciones |
Alteración
en la respuesta cutánea de hipersensibilidad retardada |
Leucopenia |
Respuesta
disminuida de las células T frente a mitógenos |
Aumento
del cociente células T supresoras/células T colaboradoras |
Disminución
de la citotoxicidad de las células NK |
En
situaciones de déficit de cinc, disminuye la respuesta inmune con
menor producción de anticuerpos por las células B, apareciendo con
mayor frecuencia neumonías, conjuntivitis e infecciones por Candida
albicans . Fraker et al. observaron en ratones que, tras la
administración de suplementos de cinc, se restablecía la respuesta
inmune.
Diversos
estudios han constatado alteraciones de la respuesta inmune mediada
por células (IMC) en animales con déficit de cinc, manifestándose
por alteraciones en la respuesta cutánea de hipersensibilidad retardada.
Después de la administración de suplementos de cinc y la normalización
de los valores bioquímicos del nutriente, mejoraba la respuesta
inmune.
En
pacientes adultos con déficit de cinc se ha observado leucopenia
(disminución del número de glóbulos blancos)
retraso en la respuesta de las células T , aumento del cociente
células T supresoras y colaboradoras, disminución de la citotoxicidad
de las células agresoras naturales (NK) y aumento de la citotoxicidad
de los macrófagos.
Probablemente
el cinc desempeñe un papel importante en la producción, liberación
y acción de las citocinas, así como en la actividad proteincinasa
en la membrana de los linfocitos. También se ha postulado que el
cinc podría ser un factor crítico en la activación/desactivación
de los genes inmunorreguladores (Keen, 1990).
2.2
Hierro.
Los resultados de estudios realizados en niños con anemia ferropénica
(anemia por falta del mineral de hierro) ponen de manifiesto una
disminución del recuento de linfocitos y en la respuesta de hipersensibilidad
retardada. También se aprecia un descenso en la actividad quimiotáctica
de los neutrófilos y en su capacidad bactericida, aspectos que se
restablecen tras la suplementación con hierro (Baynes y Bothwell,
1990).
Los
efectos sobre la respuesta humoral sugieren que la producción de
anticuerpos frente a antígenos específicos puede no estar alterada.
Por el contrario, en situaciones de déficit de hierro se deteriora
la inmunidad mediada por células, se produce un descenso en la transformación
de linfocitos y menor respuesta de hipersensibilidad retardada.
Como
contrapartida, se han descrito alteraciones de la respuesta inmune
en situaciones de sobrecarga de hierro. El incremento en los aportes
de hierro a partir de la dieta o por medio de suplementos puede
activar en algunos individuos infecciones bacterianas latentes.
2.3 Cobre.
Diversos estudios han puesto de manifiesto que el déficit de cobre
deprime la respuesta inmune, aunque no se conoce en profundidad
el papel desempeñado por este nutriente (tabla 3).
Por
otra parte, la suplementación con cobre de la dieta de animales
con riesgo de déficit parece potenciar la respuesta inmune.
2.4
Selenio.
El déficit de selenio induce una disminución de la respuesta humoral
y mediada por células. Es un elemento necesario para la síntesis
de leucotrienos y actúa como cofactor de la glutationperoxidasa,
enzima que protege la función fagocitaria de los neutrófilos. Se
ha comprobado en experimentos en animales que una dieta pobre en
selenio reduce la función defensora de los neutrófilos y que también
afecta a la formación de anticuerpos.
Al
igual que ocurre con otros nutrientes, la administración de suplementos
de selenio permite restablecer la respuesta inmune.
2.5
Vitamina E.
El déficit combinado de vitamina E y selenio produce alteraciones
de la respuesta inmune humoral y celular.
En
estudios experimentales, la administración de suplementos de vitamina
E parece estimular la respuesta inmune, aunque es necesario conocer
con mayor profundidad su papel en la respuesta inmune, como factor
antioxidante y regulador de los eicosanoides y linfocinas (Sherman
y Hallquist, 1991).
2.6 Vitamina A.
Parece que los carotenoides (precursores de la vitamina A) participan
en la respuesta inmune por mecanismos diferentes a los de la vitamina
A, Distintos trabajos sugieren que los carotenos podrían ser eficaces
en la inmunidad contra los tumores. El déficit de vitamina A reduce
la respuesta de anticuerpos. Por el contrario, la administración
de suplementos favorece la respuesta proliferativa y citotóxica
de las células T, células NK y macrófagos.
Tabla
3. Déficit nutricionales y alteraciones en la respuesta inmune
|
Nutriente
|
Alteración de la respuesta
inmune
|
Hierro |
Disminución en el recuento de linfocitos
Alteración en la respuesta de hipersensibilidad retardada Disminución
de la actividad quimiotáctica de los neutrófilos y capacidad
bactericida
Disminución de la producción de interferón e interleucina 1 |
Cobre |
Disminución del peso del timo
Menor producción de IG
Citotoxicidad de las células NK disminuida |
Selenio |
Reducción de la función citotóxica de los neutrófilps |
Vitamina E |
Alteración en la formación de anticuerpos |
Vitamina A |
Disminución de la respuesta de anticuerpos
|
2.8
Vitamina C.
En experimentos en animales se ha comprobado que el déficit de vitamina
C no altera la respuesta frente a mitógenos de las células T, ni
modifica la proporción células T colaboradoras/células T supresoras.
No se han constatado modificaciones en la respuesta humoral tras
la administración de suplementos de vitamina C, pero sí de la respuesta
mediada por células, favoreciendo la reacción de las células
defensoras.
2.9
Otras vitaminas.
Desde las primeras investigaciones en animales encaminadas a un
mejor conocimiento de la relación nutrición-inmunidad, se subrayó
la importancia de la piridoxina, el ácido pantoténico, ácido fólico
y algunos aminoácidos como el triptófano o la metionina. En situaciones
deficitarias de estos nutrientes se han observado disminuciones
cuantitativas en los anticuerpos formados y diferencias cualitativas
referentes al tipo de anticuerpos (Axelrod, 1987).
En
los últimos años se ha producido un gran avance en la investigación
de las relaciones inmunidad-nutrición, pero aún quedan sin respuesta
cuestiones apasionantes. Algunas repercusiones importantes desde
un punto de vista práctico son el empleo de pruebas inmunológicas
como indicadores funcionales del estado nutricional o la detección
de situaciones favorecedoras de una mayor susceptibilidad a las
infecciones. Por otro lado, es de esperar que un estado nutricional
adecuado en las personas mayores potencie su respuesta mmunológica.
Igualmente, la respuesta a los procedimientos de vacunación convencionales
podría estar condicionada por la situación nutricional.
Los
resultados de algunos trabajos sugieren que deben administrarse
con precaución suplementos de algunos elementos, como el cinc o
el hierro, cuya ingesta excesiva parece comprometer también laInmunocompetencia
(Chandra, 1984).
Bibliografía:
Nutrición y Salud Pública. Ed Masson.
Nutrición Aplicada y Dietoterapia. Ed Eunsa.
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