La
glucosamina y su relación con la artrosis
Las enfermedades reumáticas
Unos cuatro millones de españoles padecen
alguna enfermedad reumática. La artrosis es una de las más
frecuentes y, tras la osteoporosis, la que mayor expectativa de
aumento presenta. Es una enfermedad crónica, invalidante,
que causa un gran sufrimiento al paciente y, concretamente la artrosis
de rodilla, es la que más afecta a la calidad de vida. Según
los resultados del último ensayo clínico realizado
por el doctor Karel Pavelka, director del Instituto de Reumatología
de la Universidad de Praga, la artrosis puede prevenirse con el
sulfato de glucosamina (Xicil®) ya que, según explica
el experto, esta sustancia frena el proceso degenerativo de la artrosis.
Este gran avance en el tratamiento terapéutico
de la artrosis ya se dio a conocer el año pasado en el American
College of Rheumatology (ACR) . "Por primera vez", afirmaba
el doctor Jean Yves Reginster, jefe de la Unidad de Investigación
del Cartílago y Traumatología de la Universidad de
Lieja (Bélgica), "hemos demostrado que un compuesto
puede, por lo menos, frenar el proceso de la artrosis".
Propiedades del sulfato de glucosamina
El sulfato de glucosamina constituye la piedra angular del abordaje
terapéutico de la artrosis:
- Es altamente soluble al agua, por lo que
se absorbe bien por el intestino delgado y atraviesa sin dificultad
las barreras biológicas, siendo rápidamente distribuido
por los tejidos.
- Es bien absorbido por los cartílagos
articulares, que efectúan una captación activa de
la molécula.
Las ventajas del sulfato de glucosamina son posibles
gracias a dos características fundamentales:
- por un lado, su tropismo especial hacia el tejido
cartilaginoso -que lo hace plenamente disponible a nivel articular-
- y, por otro, sus reducidas dimensiones moleculares.
De hecho gracias a su bajo peso molecular, el sulfato de glucosamina
es capaz de atravesar la barrera hematosinovial, difundiéndose
en el ambiente microarticular.
Sulfato de glucosamina frente a AINEs (anti-inflamatorios
no esteroideos)
La utilización del los AINEs en la artrosis
se justifica porque, a pesar de ser una enfermedad básicamente
degenerativa, existe en muchos casos componente inflamatorio. Ahora
bien, dado que los antiinflamatorios no son inocuos, no debe generalizarse
su uso en los pacientes con artrosis.
Las personas que sufren de esta enfermedad suelen
ser de edad avanzada, por lo que los efectos lesivos de los AINEs
en la mucosa gástrica y la alteración de la función
renal que pueden producir a altas dosis, deben ser especialmente
vigilados.
La seguridad, eficacia y tolerancia del sulfato
de glucosamina frente a un antiinflamatorio, en el tratamiento específico
de la artrosis, es mucho mayor y así lo demuestran los distintos
estudios clínicos realizados.
- El sulfato de glucosamina presenta un
efecto antiinflamatorio entre 50 y 300 veces más bajo que
la indometacina, pero la toxicidad de ésta es de 1000 a
4000 veces mayor, con un margen que favorece a la glucosamina.
- Por otra parte, la tolerancia de este fármaco
es similar a la del placebo por lo que, cuando se administra no
precisa ningún otro medicamento adicional para proteger
la mucosa gástrica.
El sulfato de glucosamina fue el primer fármaco
comercializado en España de los denominados modificadores
selectivos de los síntomas para el tratamiento específico
de la artrosis. Todos los estudios realizados hasta ahora lo sitúan
en el nuevo concepto de modificación selectiva de la patología
artrósica tanto respecto a los síntomas como a la
evolución de la enfermedad.
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Andrea Fuertes
Departamentos de Contenidos
Mifarmacia.es
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