Trastornos de la alimentación: ¿una
verdadera epidemia?
Los trastornos de alimentación son desórdenes
complejos que comprenden dos tipos de alteraciones de la conducta:
unos directamente relacionados con la comida y el peso, y otros
derivados de la relación consigo mismo y con los demás.
Aunque aparecen alteraciones graves en la conducta alimentaria,
existe un conflicto psicológico causa de esta alteración,
y que debe ser la base del tratamiento.
¿Existe realmente una "epidemia" de trastornos
de alimentación?. Aunque conocemos
trastornos de alimentación desde la antigüedad: recordemos
los ágapes de los romanos: la visita a los "vomitorium"
tras grandes comilonas para vomitar y poder seguir comiendo era
una costumbre habitual o en una época posterior los casos
de personas, en especial mujeres, consideradas santas por los ayunos
tan intensos que hacían; la primera descripción científica
conocida de este tipo de trastornos es del año 1689: el Dr
Morton comunica la existencia de una "consunción nerviosa"
en una paciente suya en la que no encontró causa de enfermedad
para su negativa a comer y su deterioro nutricional. En los años
siguientes hay comunicaciones científicas aisladas. En el
pasado siglo XX la preocupación por esta enfermedad es creciente,
estudiando fundamentalmente los casos de anorexia, quizás
por el hecho de ser "visibles", mientras que otro tipo
de trastornos son difíciles de descubrir si no son dichos
por los pacientes.
A partir de los años 50 el conocimiento es mayor,
en primer lugar porque se estudian los factores biológicos
y psicológicos, a la vez que emerge la importancia que los
hábitos sociales y educativos tienen en el desarrollo de
esta enfermedad. De hecho, los modelos de belleza femenina cambian
a partir de esta fecha: las curvas deseables de los años
anteriores desaparecen para dejar pasar un modelo delgado, andrógeno.
El cambio del papel de la mujer en la sociedad, el abandono del
hábito de comida en familia son factores que se evocan para
el "aumento" de casos de trastornos de alimentación.
¿Realmente existe este aumento? Pienso que
el número de personas que caen en la anorexia sigue siendo
similar al de hace unos años: lo que existe actualmente es
una mayor atención a estos pacientes. Lo que sí parece
estar aumentando son los casos de bulimia y los trastornos de alimentación
no específicos: es decir, aquellos en que la ansiedad, la
frustración, el aburrimiento son la base fundamental de esta
alteración de la conducta alimentaria.
La anorexia nerviosa es conocida ampliamente: las
personas que presentan esta enfermedad rehusan mantener el peso
corporal en un peso adecudado, tienen un miedo intenso a la ganancia
de peso o de grasa, incluso estando muy por debajo de un peso correcto,
tienen una distorsión de la imagen propia totalmente errónea,
pues se siguen viendo gordas. Para conseguir estar delgadas rehusan
comer, utilizando para ello todos los medios a su alcance: esconden
la comida, siempre "han comido" cuando se les pide que
coman, desmenuzan la comida del plato cuando tienen que comer acompañadas,
rehusan cualquier elemento energético, se eternizan en comer....
En el caso de las mujeres se considera necesario la ausencia de
al menos tres ciclos menstruales consecutivos. (consecuencia de
la malnutrición que presentan).
Se considera que la bulimia nerviosa ocurre en aquellas
personas que tienen episodios recurrentes de "atracones"
de comida ( rápido consumo de una gran cantidad de comida
en muy poco tiempo), una pérdida de control durante los atracones,
que les imposibilita para dejar de comer, seguidos de vómitos
autoinducidos, el uso de laxantes o diuréticos, y alternando
con episodios de dietas estrictas o ayunos. Tienen una preocupación
excesiva con el peso corporal Para entrar dentro de esta clasificación
se requieren un promedio de dos atracones por semana al menos durante
3 meses.
Estas dos alteraciones clásicas son bien
conocidas; pero existen una serie de alteraciones con la conducta
alimentaria, (trastornos de la conducta alimentaria no específicos)
reconocidos desde hace bien poco, y que están siendo motivo
de atención médica y psiquiátrica; por ejemplo,
el sindrome compulsivo alimenticio comprende a personas que intentan
dietas en un gran número de ocasiones, tienen dificultad
para saber cuando tienen hambre o cuando están saciadas,
se consideran adictas a la comida, pues comen, comen, comen....
y tienen un pobre concepto de sí mismas. Su situación
sigue un círculo vicioso que les imposibilita la vida: Cuando
tienen un problema al que no pueden hacer frente la respuesta es:
estoy demasiado gorda, si aldegazo, podré con todo: debo
seguir una dieta. En ese momento bien inician una dieta severa que
no pueden seguir, por lo que comen compulsivamente o bien nada más
proponerse hacer la dieta comen compulsivamente, por lo que sienten
que han fallado terriblemente y se sienten fracasadas: no pueden
hacer frente al problema y....... De esta forma presentan un fracaso
diario, que las convierte en grandes comedoras, habitualmente obesas.
Este síndrome fue recientemente reconocido como un trastorno
de alimentación ( 1990), aunque no está considerado
como una alteración psiquiátrica.
A estos trastornos podríamos añadir
una serie de trastornos conocidos y que no cumplen los criterios
clínicos propios de la anorexia y la bulimia: así
encontraremos pacientes con criterios de anorexia, pero que no han
perdido la menstruación a pesar de estar malnutridas o bien
pacientes que cumplen criterios de anorexia nerviosa pero que mantienen
el peso; otros que usan métodos diversos con la alimentación
dirigidos a no engordar ( por ejemplo mastican la comida, pero no
se la tragan), o hacen conductas compensatorias inapropiadas ante
mínimas cantidades de comida (una patata chips puede ser
motivo de gran cantidad de ejercicio y culpabilidad); otros pacientes
tienen atracones muy ocasionales que mantienen durante tiempo, pero
siempre menos de 2 atracones semanales; y otras pacientes que se
dan atracones ocasionales pero que no vomitan. La "pica"
( necesidad de comer sustancias no comestibles, como tiza, yeso,...
también está considerada como trastorno de alimentación,
pero no condiciona un alteración en la vida como la de los
trastornos anteriormente descritos.
Así, consideramos que existe un aumento
estos trastornos, pero sobre todo un mayor conocimiento de los mismos.
Se considera que este tipo de enfermedades afectan sobre todo a
mujeres adolescentes y jóvenes: En la literatura médica
mundial existen estudios epidemiológicos que demuestran que
la Anorexia nerviosa afecta hasta el 0.5% de adolescentes mientras
la bulimia nerviosa alcanzaría hasta el 1%. Las cifras no
son muy distintas en nuestro país: Morandé comunicó
en 1999 los resultados de estudios realizados a una población
joven (edad media 15.05 años) de hombres y mujeres: sus cifras
en el grupo de mujeres eran de 0.69% para Anorexia nerviosa y 1.24
% para Bulimia nerviosa; pero comunicó una incidencia de
Trastornos de comportamiento alimentario no específicos del
2.76% en el grupo de mujeres. En el año 2000, Pérez
Gaspar y colaboradores comunicaron la existencia de anorexia nerviosa
en 0.31%, de bulimia en el 0.77% y de trastornos de comportamiento
alilmentario no específicos en el 3.07% en un grupo grande
de mujeres con edad media de 15.48 años.
Si tenemos en cuenta que
en el momento actual la población femenina entre 10-18 años
de España es de 1.592.251 (datos del Ministerio Educación
y Ciencia del Curso 1999-2000), y extrapolamos las cifras comentadas
anteriormente, podremos comprender la importancia que estos trastornos
de alimentación tienen: posiblemente la población
afecta superará las 66.000 adolescentes: Casi 5000 adolescentes
femeninas padecen una anorexia nerviosa, más de 12.000 sufren
bulimia y cerca de 49.000 presentan un trastorno de alimentación
no específico.
También los hombres se van "contagiando"
de la enfermedad, y aunque es mucho menor el número de varones
con trastornos de alimentación, (se calcula que existen cerca
de 6.000 adolescentes que presentan anorexia o bulimia) vemos poco
a poco crecer esta enfermedad en varones, en especial la bulimia.
Existe un cuadro que es más frecuente en varones que en mujeres,
y aunque no está considerado como un trastorno de alimentación,
sí puede dar paso a la aparición de los mismos en
alguna ocasión. Me refiero al deseo de musculación
que ocurre en los gimnasios y que se acompaña de ingesta
de múltiples productos energético-proteicos junto
con dietas alimenticias como medio de conseguir la forma física
deseada. Esta puede ser una puerta abierta para los varones para
ingresar en los trastornos de alimentación no especificos,
e incluso en la anorexia o bulimia.
De aquí la importancia que tiene el abordaje
de estos trastornos. Es necesario un mayor conocimiento de los mismos
y una concienciación de la sociedad de su existencia. Sólo
así podremos iniciar la lucha contra esta creciente "epidemia"
.
© Mifarmacia.es. Departamento
de contenidos
Dra Sánchez Alvarez, Jefe de Sección de Medicina Intensiva.
Jefe de Unidad de Nutrición Hospital General Universitario
de Murcia.
Colaboradora de ADANER.
Anorexia, bulimia y otros trastornos de la alimentación.
12 de mayp de 2001.
|